De nuevo, Emilio Calatayud, nos sorprende con una decisión que por su poca frecuencia en la práctica interprofesional, suena a desconcertante en una sociedad en la que no parecen existir, precisamente, duendes mágicos que velen, a modo de faro en la galerna, por la consideración del peligro como factor a tener en cuenta -llámese, en este caso, riesgo de exclusión social-.
Y es que el Juez de Menores de Granada ha condenado recientemente a un joven de 17 años acusado de una falta de hurto en grado de tentativa (robó un perro que luego devolvió) a aprender a leer y escribir, después de que el menor no fuera capaz de encontrar su nombre en la lista de los juicios como le había pedido el magistrado al percatarse de que podía ser analfabeto. Y le ha dado un plazo de seis meses..., para eso y para que aprenda las cuatro reglas básicas de la operatoria
Al parecer, el joven estuvo escolarizado hasta los once años en la ciudad catalana de Reus, según se desprende de los informes técnicos y policiales remitidos al Juzgado de Menores 1 de Granada, mientras que lleva residiendo en la provincia granadina desde hace dos años, lo que, a juicio del juez, pone de manifiesto que "ha fracasado todo el sistema y la coordinación entre instituciones".
En declaraciones a Europa Press, Calatayud señaló que la propia falta cometida por el joven, que devolvió el perro cuando se lo pidieron, demuestra su "inocencia" y lamentó que a su edad no tenga "ninguna clase de educación", lo que "es muy triste y causa una gran sensación de impotencia".
Para el juez el problema de este asunto radica en que "estos chavales son carne de cañón", pues al no tener formación "son vulnerables e influenciables ante las malas juntas".
La Sociedad debería estar preparada para recoger el guante que arrojan personas decididas y convencidas de que el cambio y el progreso no se consolidan a través de la contemplación, del mirar sin ver, de la falta de compromiso. Estas decisiones valientes -no ha sido la única, para eso podéis leer su libro- deberían cuestionarnos, pues ponen de manifiesto la existencia de carencia sociales y educativas. Por lo que a nosotros respecta, a la luz de este marco , los/las Maestros y los/las Educadores nos deberíamos preguntar cosas como:
¿cómo es posible que exista aún analfabetismo en España?
¿cómo es posible que un chico tenga que aprender a leer por una decisión judicial?
¿Cómo es posible que estas decisiones judiciales sorprendan por lo poco frecuentes?
¿cómo es posible que en el nivel político no se produzcan las reacciones esperadas desde hace tiempo que den respaldo a un cambio social, promotor de la inclusión, desde la perspectiva de lo real?.
Seguro que tú, en el marco de nuestro blog, te haces otras preguntas, ¿por qué no las compartes con los demás?