No es cuestión de traer cifras a colación, que se podría, ni traer la memoria del pasado, que se podría (por supuesto, no tanto la memoria del pasado inmediato de nuestra tierra, ésa que causaría más inquietudes que luces futuras, sino la de la Historia, larga pero corta, de nuestra preocupación por educar a los más pequeños de la casa). Me gustaría pensar en unas cuantas razones para mirar esperanzado el horizonte educativo, en términos de calidad, de desarrollo y de FELICIDAD, algo equivalente, en su conjunto a esto , a la sazón tan manido, a lo que llamamos bienestar.
Lo que está claro es que la educación, nuestro Sistema Educativo, hace aguas. No todo es negativo, obviamente, dicho esto para los suspicaces, vaya por adelantado. Pero la vía de entrada produce ya, a estas alturas, un nivel de inundación difícilmente asumible por una sociedad como la que queremos tener. Es tiempo de reaccionar, cosa que compromete, a buen seguro a todos los niveles, también y particularmente al político...
Algunos motivos para el cambio:
- No hay cambio de Estado si no hay pacto de Estado. Abogar por el acuerdo en cuestiones generales es casi como pedir la luna, pero seguro que no será lo más difícil que ha ocurrido ¿verdad?.
- Hay algunos aspectos del cambio que requieren el carácer de reforma, en profundidad. Utilizar la tijera en lugar de dar un pespunte, cambiar la impresora, en lugar de cambiar de tinta (al final, ya se sabe, los inyectores se bloquean...)
- Tenemos un problema especialmente importante con la Enseñanza Secundaria... ¿qué se podría decir, porque faltaría tiempo y espacio?. Algunas cosas "menores": debe reconsiderarse el sentido del esfuerzo, tanto educativo como de aprendizaje, debe tenerse en cuenta que un niño o niña de ¡13 años!, sigue siendo eso mismo, no es un universitario, debe tenerse en cuenta que la didáctica y la metodología de trabajo no están al servicio, únicamente de los más pequeños, debe recortarse el curriculo para ceder espacio a la comprensión, a las estrategias de razonamiento, a la emoción y, sobre todo, a la MOTIVACIÓN. Fuera la clase magistral, ya sabemos que sabemos cosas, pero si no escuchamos y no animamos a nuestros chavales y chavalas, no sabemos nada...
Señores, señoras (probablemente por este orden), aplíquense el cuento. En la Universidad necesitamos personas con espíritu crítico, con capacidad, memoria e ilusión suficiente como para CONSTRUIR una sociedad avanzada, en la que todos quepamos y todos podamos sentirnos orgullosos, tanto cuando llegue ese día, como HOY, porque al menos habremos reaccionado a tiempo.