El cerebro humano es un sistema de proceso de información fascinante. La naturaleza parece haber diseñado, a través de los argumentos de la Evolución la melodía de una sinfonía en la que todo parece tener un orden. Sí, un orden, quizá distinto al concepto cotidiano que estamos acostumbrados a
entender, un orden que se aproxima, por diferentes razones, al universo de lo cuántico y asimila su funcionamiento al orden establecido en la dinámica de la estrellas y de los planetas, de las órbitas de los átomos y las partículas.
Uno de los ámbitos del funcionamiento cognitivo que ha sido objeto de una mayor investigación a nivel mundial en las últimas décadas ha sido el del procesamiento ejecutivo. Si bien los llamados procesos cognitivos básicos, entre los que se encuentran la atención, percepción, memoria y lenguaje, nos permiten la comunicación con el exterior y facilitan el intercambio de información y el acopio de experiencia, la función ejecutiva se caracteriza por la integración de la información y su uso o disposición en relación a un objetivo. La corteza cerebral ejecutiva está situada en las llamadas regiones prefrontales del cerebro. Se ocupa de actividades de alto nivel, tales como la planificación de las tareas, la anticipación de un programa motor, la supervisión de la actuación o la interpretación de las consecuencias de la propia actividad, en relación con la actividad de los demás.
Todas estas actividades tienen un eje común. Dotan a individuo de un recurso esencial para optimizar su acción, pues le permiten asegurar las ganancias, anticipar errores, ajustar su conducta al patrón que se representan... en definitiva, pueden ser cognitivamente más eficientes, lo que, sin duda, contribuye al ahorro energético esencial para la vida. La Teoría de la Mente ha sido así llamada en relación con este conjunto de capacidades que caracterizan, particularmente a la especie humana. El funcionamiento ejecutivo se ve alterado en cuadros de discapacidad cognitiva tales como el Trastorno del Espectro Autista o el Trastorno por Déficit Atencional. Su conocimiento, particularmente en las últimas décadas, nos está revelando una gran cantidad de información necesaria para entender el porqué y cómo las personas establecen conexiones mentales orientadas y propositivas.
lunes, 15 de abril de 2013
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